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Evita Decir…Guía Para Hablar BIEN Frente Al Cáncer

Autor: Aideé Granados


Cada cabeza es un mundo. Así dice un dicho popular. Y sí, así es cuando se trata de decir las palabras adecuadas a una persona está viviendo el cáncer y su tratamiento.


¿Qué digo? ¿Qué es mejor omitir? ¿De qué platico?


No existe una regla general, sin embargo, les comparto algunas ideas que he reunido de lecturas, de mi experiencia como superviviente de cáncer, de amigos, conocidos y desconocidos a los que he preguntado y me han compartido sus puntos de vista.


Sé de buena fuente que después de un diagnóstico de cáncer existen personas que parecen quedarse mudas y evitar incluso encontrarse con los pacientes por que no saben qué decir. Por otro lado, existen otros que dicen cosas inoportunas y un tanto fuera de lugar (aunque con buena intención).


Entonces, ¿cómo atinarle? Aquí va una guía que nos puede ayudar:


1. Evita preguntar “¿Cómo estás?”.

Un recién artículo del New York Times (What Not To Say to a Cancer Patient) dice que una de las preguntas más comunes y que menos gusta a los pacientes es: ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?


Pregunta tan simple. Tan común. ¡Tan lógica, podríamos pensar! Sin embargo, un paciente que padece cáncer (u otra enfermedad crónica grave) no le gusta contestar lo que es evidente. Para algunos pacientes en tratamiento esta pregunta puede sonar inoportuna y en ocasiones molesta. Es doloroso hacer una introspección y responder cómo realmente estamos y cómo nos sentimos. Más aún cuando quién nos pregunta no es una persona de nuestro círculo de mayor confianza.


Algunas sugerencias: ¿Me quieres contar cómo te fue el día de hoy? ¿Tienes ánimo de platicar un poco? ¿De qué quieres que conversemos?


2. Modera las “porras”.

Es decir, se prudente en tu papel de cheerleader. Sí, queremos inyectar ánimo y decir cosas bonitas como: “tú puedes”, “la ciencia avanza muy rápido”, “te vas a curar muy pronto”, “vas a estar bien”, etc. Sin embargo, en palabras del Dr. Stan Goldberg, profesor de la Universidad de San Francisco y superviviente de cáncer, “las palabras de optimismo pueden funcionar en el corto plazo; sin embargo, en el largo plazo pueden crear un sentimiento de culpa si el cáncer es más agresivo y merma el mejor esfuerzo que la persona pone para curarse”.


El Doctor Goldberg comparte que es el paciente quien tiene que lidiar con la posibilidad REAL de que esta vida termine pronto, o al menos cambie drástica y dramáticamente. Nadie, nadie más está en sus zapatos (ni siquiera otro superviviente, pues cada caso es particular y único). “El falso optimismo le resta valor a lo que realmente está pasando en mi cuerpo”. Y yo agregaría: a lo que está pasando en mi cuerpo, en mi mente, en mi espíritu. Modera las “porras” y el falso optimismo.


Algunas sugerencias: Cuenta conmigo. Estoy contigo. Incondicionalmente, aquí estoy. Pase lo que pase, estoy a tu lado.


3. Ofrece ayuda concreta

En lugar de preguntar ¿Qué necesitas? o ¿Cómo te puedo ayudar?, sé más concreto, conociendo la realidad de la persona que necesita tu ayuda y siempre que tengas la confianza suficiente para proponer.


Algunas sugerencias:

  • Pasaré por tus hijos para llevarlos a la escuela, ¿qué día quieres que esté aquí por ellos?

  • Voy al supermercado a hacer mis compras, dime qué quieres que te traiga.

  • Estaré preparando cena para ti esta semana, ¿qué día está bien que la traiga?

  • Paso por tus hijos para que jueguen en mi casa toda la tarde, ¿a qué hora te queda bien que lo haga?

  • Puedo ayudarte a hacer la presentación de ventas en la próxima junta directiva, ¿me compartes la información?


4. Habla menos y escucha más

Nuevamente tomo palabras del Dr. Goldberg: “En la mayoría de las veces el apoyo más grande viene de la contemplación, en el silencio”. “A veces solo la presencia y la escucha compasiva son necesarias”


Hablemos menos y escuchemos más. A los pacientes con cáncer nos gusta liderar conversaciones ;). Dejemos que hablen. Escuchemos. Y busquemos entender con la mente y sobre todo, con el corazón.


5. Evita la burla bien intencionada

Sobre todo en lo que se refiere a cambios físicos. Me acuerdo que muy seguido me decían: ¡Con tanto calor, es mejor no tener cabello! Ahora sí te va a salir el cabello lacio, como siempre soñaste. ¡Ahora tienes vacaciones forzadas en el trabajo, aprovéchalas! Qué bien es estar bajo los efectos de tranquilizantes después de quimios pues así duermes como bebé. Evita comentarios de tono sarcástico.


6. Evita hablar de pronósticos.

¿Tienes dudas de si tu amigo o familiar tiene alto o bajo porcentaje de supervivencia? Pues… ¡aguántatela! =) Estás ahí para ayudar a tu conocido, amigo o familiar, no para que él despeje dudas para ti. El paciente suficiente tiene con entender la realidad de un pronóstico. Si él quiere hablar del tema, escúchalo con atención. Si no, evita tocar este tema.


Una vez, sólo una vez lo permití. Una persona, con total buena intención, me preguntó: “Aideé, y si no funciona el tratamiento, qué harás”. Me enfurecí, como pocas veces recuerdo lo hice durante el tratamiento. Suficiente tenía ya como para responder en ese momento un “What if…” que era más importante para el emisor (la persona que me lo preguntó), que para el receptor (en este caso, yo). Por favor, no busques satisfacer tu duda sobre pronósticos preguntando a quien padece la enfermedad.


7. Evita comparaciones.

No hay caso igual a otro. Cada caso es único e irrepetible. Evita comparar con el caso que escuchaste ayer, el de tu vecino, de tu mamá, de la prima de tu amiga. Ahora bien, lo que sí puedes ofrecer es la posibilidad de poner en contacto a dos supervivientes o pacientes que están pasando por un tratamiento similar. Entre ellos la empatía será altamente probable y podrán intercambiar información valiosa.


8. Evita “cortar” el reconocimiento de emociones.

Confieso que dije varias veces: “tengo miedo de morir”. Y muchas otras me dijeron: “Aideé, por Dios, no digas esas cosas”. “¡Cállate!” Por supuesto, estos comentarios que recibí estuvieron llenos de buena intención.


En la vida del paciente con cáncer hay momentos de angustia, miedo, tristeza, ansiedad, frustración, coraje, desesperación, dolor…y el primer y mejor paso para que esa emoción negativa esté a nuestro favor es reconocerla, expresarla, ¡compartirla! Permite que las emociones negativas se expresen, salgan, se compartan….y así se irán convirtiendo en emociones que traen paz y seguridad.


9. Evita ser el “experto” en el tema.

Si quieres recomendar doctores, naturópatas, tratamientos complementarios, blogs, libros, terapias, etc., primero pide permiso. Si a quien padece cáncer le interesa, entonces sí, preséntale información seria, profesional, de fuentes confiables.


Sugerencia: dosifica la información que tu amigo o familiar quiere y que tú tienes. Si le mandas 5 libros al mismo tiempo, podrá abrumarse. Si envías 10 artículos de bloggers reconocidos, probablemente no tenga la energía para leerlos en un buen tiempo. Ofrece tu ayuda para sintetizar, platicar y encontrar la manera compartir información complementaria valiosa para su recuperación. ¡Acompaña!


10. Evita la culpa

Guarda tu energía, valor, ánimo para otra cosa y no para buscar culpables o razón por la cuál tu amigo o familiar tiene hoy cáncer. ¡Ya lo tiene! Ahora, es mejor enfocarse en la cura, en la recuperación y claro, encontrar qué podemos hacer mejor para evitar que vuelva a suceder. Evita culpar que si al estilo de vida, que si a la genética, que si al aire, que si al agua… El cáncer, aún con todo lo feo que puede traer consigo, viene también con enseñanzas valiosas. De hecho, ¡muy valiosas!





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