¿Por dónde comenzar? Si recibes un diagnóstico positivo de cáncer, o de cualquier otra enfermedad crónica grave, lo más probable es que te sientas abrumado y sin saber hacia dónde comenzar a caminar.
Los días que rodean a un diagnóstico son días de tortuosa espera: para sacar citas médicas; para hacer estudios e imágenes; para lograr autorizaciones con los seguros médicos; para organizar ayuda en casa, etc.
El otro día revisé el diario que hice durante mi tratamiento para curar el cáncer. Me llamó mucho la atención el título que di a mi primera entrada: “The Deep Breath Before the Plunge…” “La Calma que Precede a la Tempestad”. ¡Wow! Esto describía tal cuál cómo me sentía en esos momentos, justo después de recibir la noticia de que “tenía cáncer”.
Sólo los fans de Tolkien reconocerán de dónde viene esta frase. En la versión extendida de “El Retorno del Rey”, Gandalf y Pippin platican y esperan una tremendísima prueba, la definitiva, de la que NO hay escapatoria. Es inminente. Hay un silencio total. Contenido. Se huele el miedo. Y no hay otro camino que saltar, que salir, que pasar la prueba. Pippin no quiere la “prueba”, y dice: “Estar al borde de una -prueba- de la que no puedo escapar, es aún peor”.
Justo antes de comenzar todo el tratamiento, a veces me imaginaba que frente a mi tenía un túnel negro y horrible. Por supuesto, no quería entrar. Sin embargo, por otra parte también me urgía empezar a caminar y atravesarlo, para salir lo más pronto posible de ahí. Esa fue siempre mi mejor motivación para iniciar el camino de SuperVivencia: caminar aprisa, con ritmo, hacia delante; salir lo más pronto posible.
¿Por dónde comenzar? Aquí te comparto algunas recomendaciones prácticas que espero te sean útiles:
Primero, reconoce, acepta y se muy paciente con tus emociones iniciales. Desde ahí, proponte comenzar a construir. Aunque sea lento, aunque sea poco, pero proponte construir.
2. Haz todo lo posible por encontrar doctores que te gusten, que hagas “click”, que te generen confianza. Con ellos vivirás un buen tiempo. Con ellos llorarás, discutirás, reirás. Serán tus maestros, tus amigos.
3. ¡Compra tu cuaderno para apuntar ahí toda la información que estarás recibiendo en los primeros días después del diagnóstico! Aquí te dejo el artículo que escribí hace tiempo con respecto a esta sencilla y poderosa herramienta: http://www.rosaesrojo.com/un-poderoso-cuaderno/
4. En tu cuaderno, iPhone, o lo que tengas, escribe diariamente 3 cosas positivas que pasen durante el día. ¡Abre bien los ojos! Sí suceden. Aunque sean triviales, anótalas. Esto te ayudará a generar un hábito de pensamiento positivo que es clave para SuperVivir, pues así tu cerebro ayudará a generar aquellas sustancias que ayuda a fortalecer tu sistema inmune.
5. Lleva un diario. Cómo tu lo quieras llevar. Con la profundidad que a ti te guste. Escribir sana. Escribir ayuda a ordenar pensamientos, emociones, sentimientos. Escribir ayuda a tomar decisiones y a aprender. Escribir ayuda a recordar sin dolor.
6. Busca un nutriólogo o trofólogo profesional que te ayude a hacer cambios en tu forma de alimentarte. ¡Esto es clave! Un buen ejemplo de este tipo de ayuda es el Instituto Gerson http://www.gersontherapy.org. Ellos tienen una terapia y modelo totalmente natural que permite al cuerpo reactivar la habilidad de curarse por sí solo, basado en una dieta prácticamente vegana, con jugos, enemas y suplementos principalmente.
7. Buscar algún médico naturópata profesional que te asesore en prácticas alternativas o complemento. Menciono algunas solamente: integración de suplementos, vitaminas, enzimas, minerales; acupuntura; hidroterapias de colón y enemas; jugoterapia; desintoxicaciones; baños de sal; uso de aceites esenciales; kinesiología aplicada; bio-magnetismo; masajes curativos; entre otras.
8. Camina o haz algo de ejercicio. Mi recomendación es que no dejes de moverte. Claro, siempre que tú doctor lo autorice y tu cuerpo lo permita. Aunque sea 10 minutos caminando. Esto ayudará a reducir el estrés, a oxigenarte y a fortalecer tu sistema inmune.
9. Manejo del estrés. Consulta a un profesional, o busca apoyo en amigos que puedan ayudarte con algunas prácticas sencillas para encausar el estrés generado por el tratamiento, información, etc. El ejercicio ayuda. Las respiraciones profundas y pausadas, también. La meditación y oración son prácticas muy buenas para encausar estrés.
10. Dirección espiritual. Sea cuál sea la religión que profeses y practiques, es importante dimensionar esta prueba de salud desde el punto de vista espiritual. Hay estudios que demuestran que la oración y la meditación ayudan a que el cerebro reactive mecanismos de ayuda para que el cuerpo sane y se fortalezca. Busca un director espiritual que te acompañe y fortalezca.
11. Organiza sin ser “control freak”. Define algunas indicaciones sencillas de cómo quieres que tu casa, familia y trabajo estén organizados en los próximos meses. Comunícalas claramente.
12. Sé práctico. Igual y no todo estará “rechinando de limpio”; sin embargo, es importante que estos detalles no te generen estrés de más. Indica qué cosas quieres tú seguir haciendo. Comunica cuáles quieres delegar.
13. Pide ayuda. Acepta ayuda. ¡Olvida la pena! Esa de nada sirve. Estoy segura que habrá muchos que querrán ayudar. Para ti significará mucho. ¡Para ellos también!
14. Elige cosas que te hagan sentir “consentida” en los próximos meses. Una ropa o zapatos cómodos y que te gusten. Un chal o frazada. Libros o películas preferidas. Unos ricos tés. Un masaje. Un regalo para ti. ¿Qué más? ¡Debo confesar que yo me daba un “regalito” después de cada sesión de quimio! ¡Jajajajaja! Después de mi primera sesión de quimio recuerdo que me compré fue nuevo maquillaje natural y orgánico. Luego vinieron unos audífonos para mi música, unos zapatos, alguna bolsita que se me atravesaba por ahí…;).
15. No lleves récord de tus síntomas desagradables. Sí, se los tendrás que decir al doctor. Sin embargo, no lleves una bitácora de ellos. Mejor enfócate en describir primero aquellos logros que estarás haciendo. Recuerdo que unos días antes de mi segunda sesión de quimio, tuve consulta con mi oncólogo. Muy orgullosa le presenté una gráfica, a colores, con barras y porcentajes, de algunos síntomas “nuevos” producto de las nuevas medicinas: que si la tos, que si los granitos en la piel, que si las náuseas, que si los mareos, que si las aftas…Todo “controlado” y graficado para saber cuándo había iniciado y cuándo terminado. ¡Me llevé un buen regaño! Ahora me río; sin embargo, ese día me costó entenderlo. “Enfócate en todo lo positivo que estás logrando, y déjanos a nosotros arreglar los síntomas desagradables”. Fue la respuesta del doctor.
Desde lo más profundo de mi corazón, me gustaría que NADIE, nunca, recibiera una noticia de diagnóstico positivo de cáncer u otra enfermedad grave. Si ya la recibiste, te acompaño desde mi corazón; cuentas conmigo. Las peores pruebas preparan a los mejores SuperVivientes. Tú ya eres uno de ellos.
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